29 de abril de 2008

Rita en la silla plástica (2)

[ Leer antes el Capítulo 1 ]

Capítulo 2

Años atrás, Rita estaba sentada en esa misma silla plástica aún reluciente, imaginándose capitana de un buque a punto de cruzar el Atlántico; años atrás veía, claramente, entrar por la puerta a su padre, impecable, pulcro, acompañado del aroma a sal de la brisa marina, pero mezclado con perfume de maderas y tabaco oscuro, aunque su padre nunca fumaba en casa.

La sombra que proyectaba ese señor a quien abrazaba y besaba cada mes no era grotesca, sus botas siempre estaban limpias, sus brazos eran proporcionados y sus ojos eran siempre claros, llenos de respuestas, de paciencia, de amor... Su llegada solía interrumpir el mágico mundo que se creaba Rita para surcar el océano, pero después de un beso en la frente y un abrazo estrujador el padre comentaba:

-- Se avecina una tormenta mi capitana ¿está lista para más olas gigantes?

-- ¡Las olas gigantes me hacen los mandados marinero! -- gritaba ella entusiasmada por lo que aquella advertencia significaba: su padre comenzaría a lanzar almohadas, cojines y salpicones de agua contra la silla plástica desde donde Rita controlaba su buque.

Pero esa noche la tormenta era real, desde su silla plástica recibiría los embates de objetos menos sutiles que una almohada, menos dolorosos que sus últimos años, pero dolorosos al fin... Aún así, ella permanecía en su lugar, como apropiándose de nuevo de su personaje imaginario, de ése a quien las olas gigantes le hacían los mandados, ése de quien estaba orgulloso su padre.

Aquél bulto con extremidades hurgó dentro de su morral por unos momentos, al tiempo que hurgaba también en su mente para elegir las preguntas más útiles, las más rápidas, las palabras más amenazantes, aquellas que consideraba claves para obtener la información que tanto le urgía.

26 de abril de 2008

Rita en la silla plástica

Desde la puerta, un sonido opaco invadió la sombría habitación donde Rita temblaba de frío. En medio de una espesa tiniebla, fruto de su propio tabaquismo, apenas pudo mirar con sus ojos la perilla girando, aunque sus oídos recibieron las vibraciones de las piezas metálicas, frotándose entre sí para dar paso a un rayo de luz mortecina que proyectó una sombra grotesca sobre el piso y se hizo acompañar de una helada brisa salina, con todo su tacto y los sonidos de millones de gotas cayendo sobre el pavimento.

Rita no se inmutó, permaneció sentada en aquella vieja silla plástica, otrora color blanco, con las manos alrededor de sus hombros, los codos alrededor de sus rodillas y éstas cubriendo sus senos desnudos. Un escalofrío recorrió su cuerpo al recibir el aroma marítimo que invadía sus vías respiratorias y le platicaba sus más recónditos recuerdos infantiles, cuando aún se divertía bajo la lluvia mientras corría y saltaba en el bulevar, ignorando los gritos de su madre aterrada ante semejante acto de irresponsabilidad.

De nuevo, Rita escuchó, más que vio, una bota enlodada haciendo fricción en la desgastada loza de la habitación, un segundo después, otra bota más hacía su aparición en ese melancólico y sombrío escenario; sobre ambas botas caminaba un pesado bulto con enormes extremidades que sólo pudieron distinguirse mientras un relámpago dilataba las pupilas de los presentes, quienes acto seguido, crisparon involuntariamente todos sus músculos ante el golpe sonoro del inevitable trueno que les cimbró hasta el alma.

Rita miró por entre la mencionada tiniebla que comenzaba a disiparse por obra de la brisa, observó y se supo escudriñada por unos ojos vidriosos que cargaban con muchas preguntas, poca paciencia y ningún sentido del humor.

17 de abril de 2008

Un extraño personaje que lo cambia todo

Aquél extraño personaje se presentó sin aviso, sin imagen, con una impertinencia voraz. Preparó sus instrumentos quirúrgicos con extremo cuidado, en silencio, con un grado de sutileza que le hizo invisible a su víctima y a cualquiera que la estuviera rodeando. Le durmió sin cantarle, se le acercó con alevosía en medio de esas noches desveladas, por sus espaldas, usando su intangible mano izquierda clavó una indolora jeringa saturada de infinitas sustancias en su corazón y se sentó a su lado para ver el resultado.

La pobre víctima sufrió un imperceptible cambio instantáneo e inició un proceso evolutivo sin final determinado. Se cuestiona, se aturde a sí misma con espejismos de felicidades anheladas, con visiones construidas por un alma contaminada de sustancias, esencias que le provocan una insoportable sed de algo desconocido.

La víctima está desorientada, se sorprende entrando en una realidad futura cuya puerta única es el espejismo, camina sin descanso, se desgasta entre conversaciones virtuales, luego las interrumpe como una autoreceta en búsqueda de cura, pero las sustancias siguen ahí, las letras siguen llegando a sus pupilas y a sus neuronas por todos los medios y sentidos. La víctima sigue caminando, o mejor dicho, volando hacia el espejismo sin saberlo. De repente está en la puerta y descubre que un ancla le impide seguir flotando hacia su destino recién descubierto.

Se encuentra ahí, en ese preciso instante y espacio ingrávido en el que su tobillo es un eslabón más de la cadena que le ata al ancla y le hace parte de ella, estática... El espejismo le sigue llamando, la realidad detrás de dicha fantasía se le antoja como un remedio a su desesperada sed, pero le asusta como el agua a los gatos.

Al fin vuela, se desprende del ancla y siente el vértigo y la felicidad momentánea que produce cualquier travesura. De pronto se percata de que es una víctima cuyo padecimiento es contagioso... Pero ya es tarde, el extraño personaje observa satisfecho, pero inmutable, el producto de su trabajo, admira la propagación de las sustancias que puso en marcha noches atrás, se complace con el trabajo que ahora su víctima hace por él: dos contagios más, una de las afectadas sonríe, la otra llora... No hay culpables que perseguir, sólo un extraño personaje de quien no se sabe nada, excepto que cuando se presenta, las cosas nunca vuelven a ser igual, para bien y para mal.
La imagen es de: la_marialegria

10 de abril de 2008

Microrreseña de unas vacaciones caribeñas

La ida: normal, con el clásico retraso del vuelo en el aeropuerto de México (siempre he pensado que es para que compres más comida).

Gema fue por mí al aeropuerto y unos minutos después estábamos en su depa donde Kryz "nos esperaba" plantado en su cuarto de juegos, en plena partida de XBox Live, lo que nos dio oportunidad de una buena plática para ponernos al día Gema y yo. El resto de la noche, antes de ir a dormir, fue descubrir que Gema y Kryz hacen una pareja bastante complementada y que Dios nos hace (a los "frikis") y nosotros nos juntamos: él también tiene inclinación hacia el software libre, vive en la blogosfera y le gustan los videojuegos. Esa noche, además, conocí a Emily, la gata mitad-persa-mitad-quién-sabe que te cautiva con su grisácea cabellera pachoncita, sus grandísimos ojos verdes y su ligero sobrepeso; es parte de la familia y también fue una excelente anfitriona.

Día 1
Gema y Kryz debían ir a trabajar, así que ella me orientó para llegar a Tulum, donde, después de pagar una entrada que me hubiera podido ahorrar si hubiera llevado mi credencial de docente actualizada, me di vida en la zona arqueológica, disfrutando de unas vistas excepcionales, consiguiendo que diferentes turistas, en diferentes idiomas, me tomaran fotos. Ahí mismo pude ir a una playa rodeada de peñascos, en uno de ellos escondí mi ropa y mis cosas sintiéndome todo un priata XD. El agua es deliciosa, en las fotos se ve bien, pero en la realidad ese turquesa y esa temperatura son inmejorables. Al final, no fue necesaria la toalla que no llevé, ya que el sol hizo su trabajo con bastante rapidez.
Hacia el medio día me dirigí a Playa del Carmen, donde pude pasear por su plaza principal, saturada de comercios que a su vez estaban llenos de gente, pero todo muy limpio y ordenado. Me di el lujo de caminar sin rumbo durante una hora; Gema me sugirió comer en "La Cueva del Chango" y me indicó que ahí pasaría por mí para regresar a Cancún. El lugar es bastante agradable, diseñado bajo un concepto "selvático" muy acogedor. Me atendió Cindy, una mesera a la que el dueño insistía en llamarle Cintia, ella es el típico caso de defeña que se va de vacaciones y se las paga trabajando ahí mismo.
Gema llegó y nos encaminamos a Cancún, 40 a 50 minutos son los que ella debe viajar normalmente para ir de su trabajo a su casa. Llegamos y Kryz ya estaba por ahí, poco después nos fuimos los tres a recorrer la zona hotelera y terminamos por cenar en un Hooter's, unas deliciosas alitas acompañadas de una agradable plática sobre nuestros trabajos, deportes, escuela y sexo... Incluso llegamos a la conclusión de que todas las pláticas humanas terminan en eso último jaja. Después, a dormir.

Día 2
Las opciones eran: 1) quedarme toda la mañana en "Playa Mamitas" (dentro de Playa del Carmen) ó 2) ir a Xcaret (poco recomendable por los expertos debido a que era temporada alta y tanta gente no permite disfrutar del parque, además de que iba yo solito)... De repente, pasamos frente al trabajo de Gema y ella descubre que no hay acceso normal, por lo que se abre una opción 3) aprovechar que ese día no habrá labores de construcción y que yo conozca el trabajo de mi amiga.

Mayacobá es un complejo de "desarrollos eco-turísticos" asesorados (casi supervisados) por una consultora ambiental para la cual trabaja Gema como bióloga. Varios hoteles construyen en medio de vegetación y canales de agua buscando lograr un equilibrio entre hábitat para el turista y hábitat para la fauna y flora nativa. El trabajo de Gema consiste en asegurar que las empresas cumplan su parte para conseguir que este tipo de desarrollo sea realmente sustentable, desde el punto de vista ecológico. Pero ese día, con poco trabajo por tratarse de día feriado, Gema me mostró, a veces en moto, a veces en lancha, todos los espacios maravillosos en los que ella ejerce su profesión de bióloga; de verdad que lo disfruté mucho.
Al medio día fuimos a un restaurante de comida oriental (una extraña combinación de tailandesa con india y quién sabe qué más) donde me tomé una bebida helada de Limón-Menta muy refrescante y rica. Después, fui a comprar perfumes a una tienda "Duty Free" (bara bara y original), donde Gema con toda paciencia me ayudó a escoger el indicado para mí y el indicado para Nallely.

Más tarde estuvimos un rato en "Playa Mamitas", dedicada a todo el turismo de la high que no se puede asomar por ahí si sus lentes, trajes de baño, sandalias y demás accesorios playeros no son de alguna prestigiada marca de moda. Es asombroso ver a tanto fresa asoleándose y divirtiéndose.
Por la noche fuimos a una parrillada en casa de un compañero de trabajo de Kryz, quien también fue un excelente anfitrión y amenizó la noche con muchas anécdotas de sus años como buzo, muchas de las cuales iban complementadas con las del mismo Kryz.

Día 3
Qué rápido se fueron las vacaciones. Nos pudimos levantar algo más tarde. Fuimos rumbo a Isla Mujeres, cruzando el mar en un bote para turistas, pero de la empresa mexicana, porque hay otros botes que se ven más chidos y cuestan lo mismo, pero es empresa gringa, así que decidimos consumir lo que le da de comer a más mexicanos.

En Isla Mujeres alquilamos un carrito de golf en el que recorrimos toda la zona poco a poco. Comenzamos por desayunar y luego fuimos a un mirador desde el que pude apreciar el antes parque "Garrafón", devastado por Wilma. Después fuimos al templo dedicado a la diosa Ixchel (del amor y la fertilidad), ubicado entre peñascos desde los que se tienen vistas privilegiadas del mar caribe.

Después fuimos a la playa a tumbarnos como iguanas al sol. Recogimos arena para llevarle a mi abuelita que me la encargó (jaja) y emprendimos el retorno a Cancún, donde nos esperaba Kryz para ir a comer a orillas de la la última playa "pública" del municipio de Benito Juárez.... DELICIOSO, ¡pinche pescadote más rico, por poco y lamo el plato! jajaja.

La plática de sobremesa se estaba poniendo buena cuando comenzó un severo ataque de moscos que nos obligó a emprender la huída... Además de que se acercaba la hora de mi partida. Llegamos a casa, nos bañamos, preparé mis maletas y nos quedamos platicando campantemente confiados de la hora. Al llegar al aeropuerto, una hora antes del vuelo, me indican en Mexicana que me esperaban dos horas antes y que el vuelo ya estaba cerrado... Gema ya se había ido, le llamé pero había dejado su celular en casa y apenas iba en camino.

Pregunté en Interjet si tenían asientos disponibles en un vuelo próximo a Toluca, después de varios minutos y movimientos raros, me consiguieron uno. Abordé el avión y me tocó sentarme junto a chava bastante nerviosa, que se rascaba a cada rato y rebuscaba en su bolsa, se acomodaba los zapatos, se maquillaba y brincaba con cualquier turbulencia... En una ocasión le hablé para tranquilizarla porque de plano pensé que se iba a desmayar. Llegamos a Toluca a la 1:45 de la madrugada, a esa hora solicité taxi para la TAPO, en México, donde tuve que esperar a que abrieran desde las 3:00 hasta las 5:00 de la mañana, aguantando un frío intenso. Mientras esperaba la salida del primer autobús a Veracruz, le presté unos minutos mi cobija a una pobre chava que se veía bastante congelada, yo me compré un café caliente para aguantar... A las 8:00 ya estaba abordando el autobús de regreso a Jarochilandia.