28 de enero de 2009

De todas las posibilidades

De entre tantos temas flotando en el ambiente; de todas las tentadoras argumentaciones que se pudieran comentar en torno a la vida política, económica y social; de la infinita cantidad de frases que se pueden construir en nuestro querido idioma (el español); en medio de innumerables deberes e intereses que valdría la pena convertir en textos a disposición de la curiosidad que se apersona tras cada pantalla devorada por miradas fulgurantes e insaciables... Elegí escribir este párrafo absurdo.

Disculpen las molestias.

Con dedicatorias a:
Sheila-13, quien ha tenido la osadía de mencionarme abiertamente en [las últimas] [3 entradas] [de su blog]
Sra. Pelo, quien se molesta cuando se disculpan con ella

23 de enero de 2009

No veré jugar a mi equipo en vivo

Sheila-13 me ha hecho una pregunta pública en su blog y ha puesto en marcha un mecanismo que sólo esperaba una condición como ésta para funcionar: una entrada sobre fútbol en la que explicaré por qué no veré jugar a mi equipo durante esta temporada.

Es innegable, Cruz Azul es uno de los mejores equipos de México, opino incluso que estadísticamente es el mejor, si tomamos en cuenta resultados históricos de trabajo y posiciones en la tabla durante las temporadas y dejamos de lado la estúpida y comercial forma de arruinar el esfuerzo y la esencia deportiva de los torneos con esas jaladas de liguillas y repescas, en las que equipos "con suerte" (o con suficiente dinero para comprar a los árbitros) se cuelan en la fila de los campeones, Cruz Azul es el mejor equipo.

Ahora que queda clara mi posición, va la razón por la que no veré jugar a mi equipo: Cada vez que les siguo de cerca, perdemos de forma inexplicable o sorpresiva. Recuerdo una ocasión en la que iban invictos por varios partidos, no había podido ver ninguno debido a otros compromisos y justo cuando me senté a disfrutar el que pensaba que sería una continuidad de victorias, perdimos.

Y, tal como lo comenta sheila-13, después del partido de ida en la final del torneo de invierno 2008, yo aún guardaba la esperanza de que Cruz Azul remontara de forma espectacular, pero con los antecedentes, decidí no ver el partido de vuelta, y así fue hasta que por accidente encendí la radio del coche en plena transmisión con gritos y aplausos por esa final de película que se estaba viviendo, Cruz Azul iba ganando... Ya no pude desprenderme de la emoción y seguí escuchando, me quedé anclado a pesar de la señal que representó el empate de Toluca y, en los penales, estaba cegado y orgulloso de que mi equipo nos ofreciera una final tan deliciosa... Al concluir el partido tomé la decisión.

Lamento los daños colaterales que ocasionó mi irresponsable acción.

20 de enero de 2009

Si te preguntas

cuántas estrellas hay en el firmamento,
cuánto tiempo hay entre una sonrisa y otra,
cuál será el clima que hará cada día del próximo mes,
a qué fecha y hora exactas dejarás de vivir,
quién será la próxima persona que cambiará al mundo,
qué tal olía tu aliento durante la tarde de ayer,
cuántos años nos quedan antes de matarnos por agua,
cuál será el nuevo combustible definitivo,
cuándo te empezarán a olvidar si te vas,
dónde estarás la próxima vez que llores,
cómo hacerle cosquillas a un elefante africano,
no esperes que te responda con una verdad científica,
ni siquiera esperes que finja interés en tus dudas,
encuentra tus propias respuestas y ten paciencia,
experimenta y conserva tan sólo la siguiente certeza:
poco, de ninguna manera, jamás, por nada, por nadie,
en ningún lugar, podré olvidarme de ti.

15 de enero de 2009

¿Te molesta?


¿No?

Nota: Favor de activar su sentido del humor antes de creerse cualquier afirmación.
Actualización: para entender mejor, buscar mi comentario en el destino al que lleva la primer línea de esta entrada.

11 de enero de 2009

Constantemente imagino

Que durante veinticuatro horas soy capaz de recordar todos mis pendientes y realizarlos uno a uno sin contratiempos, sin llamadas inesperadas, sin una interrupción ni distracción, imagino que concluyo todas mis tareas y por fin puedo comenzar de cero sin dejar que nada más se me vuelva a acumular: el trabajo de titulación de la maestría que parece añejarse "en barricas de roble blanco", el proyecto para hacer más productivos mis veranos, las talachitas de la oficina, la organización de innumerables papelitos "importantes" (que, por más que les erradico del escritorio, se vuelven a acumular a la velocidad de la luz), darle una refrescada a mi portátil, detallar y ajustar algunas sesiones de clases (aunque nadie más que yo note el cambio), mi plan de conquistar al mundo (por lo menos el mundo que hay en mi cabeza que ahora mismo parece tenerme conquistado a mí).

Y constantemente vuelvo a mi realidad, habiendo consumido veinticuatro minutos de mi vida en imaginar que no desperdicio ni un segundo, robándome veinticuatro segundos más para concluir que lo que imagino no sólo es imposible, sino que me encuentro caminando en una ruta que conduce al lado opuesto de ese horizonte.

También acabo de decidir tomarme veinticuatro palabras más para afirmar que no hablo de perder el tiempo, tan sólo de disfrutarlo, aunque sea con estupideces.

Y quizás le haya robado a alguien veinticuatro de sus segundos ocupados en contar que el enunciado anterior tiene en realidad veinticinco palabras... Pero quizás también le haya robado una pequeña sonrisa.