A quién se le exponen estas verdades,
éstas que se retuercen en las neuronas
y fluyen en la sangre como amenaza al corazón;
estas sensaciones nostálgicas sin remitente
que invaden el alma de soledad y sinsentido.
Quién recibe las postales sin procedencia
escritas desde la duda y el vacío existencial;
a quién se le dispara sin deseos de matarle
y se queda enfrente mostrando una sonrisa.
A quién cantar los versos que no encajan
con nadie ni con nada del presente
y que se quieren dedicar sin más espera.
Habrá que publicar algún urgente anuncio
como: "se solicita intérprete de sueños"
con la confianza puesta en que alguien venga.
éstas que se retuercen en las neuronas
y fluyen en la sangre como amenaza al corazón;
estas sensaciones nostálgicas sin remitente
que invaden el alma de soledad y sinsentido.
Quién recibe las postales sin procedencia
escritas desde la duda y el vacío existencial;
a quién se le dispara sin deseos de matarle
y se queda enfrente mostrando una sonrisa.
A quién cantar los versos que no encajan
con nadie ni con nada del presente
y que se quieren dedicar sin más espera.
Habrá que publicar algún urgente anuncio
como: "se solicita intérprete de sueños"
con la confianza puesta en que alguien venga.
Nota curiosa: una hora después de escribir esto, acudí a presenciar una puesta en escena de "La Lección" (Eugène Ionesco), sin tener idea de lo identificado que me sentiría con los planteamientos de fondo. La obra fue presentada (diría yo magistralmente) por el Grupo de Teatro de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, bajo la dirección de Armando García, en el Centro Veracruzano de las Artes "Hugo Argüelles".