Edificio de Correos de Camagüey al fondo, bicicleta antigua en perfectas condiciones en primer plano
16 de agosto de 2008
Llegada a la Habana
Después de 3 horas de viaje en la ruta Veracruz-Cancún-Habana, el característico aroma a tabaco oscuro de esta capital cubana me recibió apenas crucé la línea que separa la escalinata del avión del túnel que me condujo al área de migración donde uno de los oficiales verificó mis documentos y me dio acceso al siguiente paso consistente en la inspección del equipaje de mano. La mujer que pasó los rayos X a mi mochila me preguntó en un tono militar si traía una laptop; después de mi innecesaria afirmación me pidió mi pasaporte, lo revisó y, dándome la impresión de no saber leer, me preguntó si yo era cubano, le dije que no y me preguntó mi nacionalidad, le dije "mexicano" suponiendo que quería verificar mi acento... Parece que los pasaportes no son tan útiles como uno espera.
Pasé a recoger el equipaje documentado que, para no variar, habían intentado abrir, dado que el área donde se inserta la llave del candado estaba rayada. Revisé y todo estaba en orden, así que salí a encontrarme con Cuevas, nos dimos un efusivo abrazo y nos dirigimos a la guagüita donde nos esperaban Elkis y Jorge, que estaban haciendo reparaciones al sistema eléctrico de la misma... Sí, en el estacionamiento del aeropuerto.
El camino a casa de Cuevas fue el típico traslado habanero: hicimos como tres escalas para dejar un aire acondicionado a reparar, a recoger un bote para gasolina y a comprar no sé qué refacción. Mientras tanto, nos poníamos al corriente de nuestras vidas y trabajos que, a estas alturas, ya parecen lo mismo. En el camino recibí la noticia de que partiríamos rumbo a Camagüey en la misma guagüita que estaban terminando de reparar, la salida estaba programada para las inmediatas 2 de la madrugada, lo que me dejó 10 horas para comer, saluadr a Miguel y su familia que llevaban una semana de vacaciones en la isla, dar un breve paseo con Miguel y su hijo Diego por el centro de Habana Vieja, reacomodar maletas para llevar un sólo bulto en vista de que viajaríamos 10 personas en el mismo transporte durante 8 horas.
Nos fuimos a la cama con un poco de Juegos Olímpicos y la noticia de un connato de huracán que amenzaba precisamente el territorio de nuestro destino.
17 de agosto de 2008
Camino a Camagüey
A las 2:00 de la madrugada estábamos como sonámbulos a la espera de Elkis en la guagüita, 20 minutos después acomodábamos el equipaje, nos despedíamos de Cuevas e iniciábamos el itinerario con Elkis como conductor, Lesly, Jorge, Miguel, Nieves y yo como tripulación. Pasamos por Ángeles y después, en Guanabacoa recogimos a Ana, Elvia y Rafael. Tomamos la carretera a las 3 de la madrugada iniciando un agradable y somnoliento recorrido que se me quedará en la memoria como un homenaje a Cuauhtémoc ya que el lugar que ocupé quedaba encima del motor y los pies se me cocinaban (suerte que usaba sandalias). Lo resolví abriendo la ventanilla y redirigiendo el aire fresco hacia el piso con un cartón.
Además de dormir, escuchamos a los Telememecos, cubanos exiliados en Miami que hacen bromas telefónicas muy ácidas a funcionarios y partidarios del comunismo en la isla.
Llegamos, algo entumidos y hambrientos, a las 11:00 horas. Nos recibió una pintoresca Camagüey, que también tenía como visita una ligera lluvia originada por la cercanía del huracán. Nos hospedamos en La Merced, una casa de retiros ubicada en el centro histórico de la ciudad. El almuerzo (como llaman los cubanos a lo que en México conocemos como comida), muy a pesar de todos los viajantes, se sirvió hasta las 14:00 horas, momento en que devoramos una rica crema de frijol, arroz, ensalada de pepinos, huevos estrellados con mortadela, yuca y dulce de fruta bomba como postre.
Lo siguiente para mí fue dormir como lirón hasta llegada la hora de la comida (los cubanos llaman así a lo que en México nombramos cena). Para esa hora ya habían llegado más visitas y reconocí entre ellas a Hilda, una señora que fue mi estudiante en la Escuela de Verano de La Habana para Educadores 2008, así que después de la comida (cena) platicamos un poco y nos despedimos para dormir.
18 al 22 de septiembre
I Escuela de Verano para Educadores: Sede Camagüey
Nota: A partir de aquí retomo lo escrito para un artículo de Navegar Juntos, boletín electrónico sobre educación y obras escolapias en todo el mundo, especialmente América.
El lunes 18 de agosto, a las 10:00 de la mañana, tuvo lugar la inauguración de la Escuela por parte del Obispo de la Arquidiócesis de Camagüey, a lo que siguió una conferencia magistral titulada “Educación por el arte” a cargo de la Dra. Olga García Yero, importante académica en la comunidad. Inmediatamente, dieron inicio los talleres que serían impartidos a lo largo de toda la semana:
- Educación emocional en el aula, a cargo deMiguel.
- Dinámicas grupales, impartido por el Hno. Rafael (lasallista de muy buen humor).
- Los valores tradicionales, por la Hna. Ana María (escolapia genial, nada tradicional en realidad, mujer otoñal, pícara y con ideas y actitudes de avanzada).
- Desarrollo de las habilidades del pensamiento, por Hna. Elvia (escolapia muy comprometida).
- Pedagogía de Jesús de Nazareth, por la Hna. Nieves.
- Actividades educativas multimedia en JClic, por este humilde servidor.
El equipo organizador, liderado por la Sra. Natalia (Natacha), también buscó aderezar la estancia de los extranjeros con visitas guiadas a sitios emblemáticos ubicados en el centro histórico de Camagüey, dejando, además, espacios para dar seguimiento a los Juegos Olímpicos en las horas previas al descanso nocturno... En esas horas conviví con los más jóvenes y conocí un poco de sus vidas, de las pocas esperanzas que las circunstancias políticas les han dejado y de lo mucho que las aprovechan exprimiendo sus jugos hasta la última gota en cada oportunidad.
También aprendí algunas frases y vocabulario propios de la isla, sólo comentaré algunos casos:
- Bajando muela: enamorar.
- Suéltala que es asmática: grito para molestar a una pareja en pleno encuentro físico-amoroso en la vía pública.
- Estás destruido: la traducción directa al mexicano medio fresón sería "estás pal perro".
- A fulano no hay quien lo calcule: para decir que alguien es muy ocurrente.
- La dejó muerta en la carretera: cuando un hombre deja babeando a una mujer porque le gusta.
- Sacando tiras del pellejo: vivoreando.
Emprendiendo el regreso
El viernes 22 de agosto, después de la clausura de la Escuela, partimos de regreso a La Habana a las 19:00 horas. Me despedí con algo de tristeza de Raciel, Esmarilis, Hilda, Rafael, Lili, Yainely, Natalia y Verónica, con quienes más conviví y quienes estaban entre la comitiva de despedida. Al inicio del viaje nos acompañó un poco del huracán que pasaba cerca del la zona, así que tuvimos tormenta durante las primeras tres horas de viaje que esta vez requirió una inversión de diez horas.
El sábado y domingo, ya en la Habana, además de las reuniones de trabajo con los líderes y coordinadores de los proyectos en los que estamos colaborando desde la Universidad, tuvimos algunas horas para pasear un poco por el centro histórico de La Habana (no me lo he perdido ninguna de las cuatro veces que he estado por allá):
- Caminata y adquisición de música en el Paseo Obispo.
- Paso por el "Parque de las Discusiones", lugar donde diariamente se reúnen alrededor de cincuenta cubanos, todos hombres adultos y ancianos, para discutir a gritos sobre Dios sabe qué temas, en un lenguaje ininteligible. Esto sucede a todas horas frente a un costado del Museo Nacional.
- Daiquirí en el bar "Floridita", sentados en la barra a un lado de la estatua de Ernest Hemingway.
Sólo hubo un incidente memorable en el Aeropuerto Internacional de La Habana "José Martí": Tuvimos que esperar cerca de una hora arriba del avión, que nos dio dos paseos por la pista debido a problemas ajenos a la empresa "Click de Mexicana" y adjudicados al, en palabras textuales de la sobrecargo, "organizado aeorpuerto de La Habana" (con un notable sarcasmo en eso de "organizado"). Las autoridades del aeropuerto no permitieron volver a bajar a los pasajeros a la sala de espera para recargar el combustible consumido, por lo que la operación se hizo con nosotros a bordo y un camión de bomberos a un lado del avión... Cabe mencionar que 6 días antes acababa de ocurrir el accidente donde un avión había estallado en llamas al despegue dejando 150 muertos en Europa.
Durante la espera en el avión y el posterior tiempo de vuelo leí "Leyendas y Tradiciones de Camagüey", un libro que me regalaron por haber colaborado en la Escuela de Verano.
Reflexiones
El panorama de la realidad cubana deja sensaciones encontradas: Por un lado aquéllas que surgen al ver grandes cantidades de sitios entregados al abandono, al experimentar la ineficiencia de estructuras burocráticas y el sistemático “resolver” de la ciudadanía cubana (resolver, en el argot de Cuba pos-revolucionaria, es darle soluciones temporales a las necesidades, con métodos regularmente ilegales); las sensaciones que emergen al observar cómo la absurda necedad de políticos radicales (tanto yanquis como revolucionarios) ha mermado las esperanzas y sueños de tantas personas inocentes. En otro grupo de sensaciones, el de ésas que deseamos guardar en el corazón, están las que emergen al convivir con gente que sigue creyendo que las cosas pueden mejorar aún en medio del caos y la miseria, con personas que sustituyen la rotundidad de un “NO” autoritario con la caridad de un “SÍ” comunitario y solidario obtenido a costa de cualquier precio, como ha sucedido con la mayoría de los proyectos a los que he tenido la fortuna de ser invitado a participar desde 2003. A esas personas, gracias por brindarme la oportunidad de conocerles y aprender de su fe puesta en práctica con arrojo y entusiasmo.