Me ha surgido la necesidad de hacer algunas aclaraciones a quienes amablemente han comentado sobre las rebanadas cardiacas:
Personalmente no he podido rebanar ni un pedacito de mi corazón y, aunque en momentos la idea me parece atractiva, me inclino más por la pretensión romántica y apasionada de un corazón completo que está siempre disponible para la pareja, los amigos, los padres y para la humanidad en general... Sin necesidad de convertirse en rebanadas que terminarán podridas con gran rapidez... Claro está que, así como no se puede rebanar el corazón, tampoco es cierto que se pueda dar el corazón entero a todo el mundo, así que no queda más que conformarse con lo que el tiempo, la energía y la voluntad ofrecen.
Corazón en rebanadas no es, no fue, más que la manifestación de una posibilidad tentadora pero absurda, deliciosa pero mortífera... De hecho no fue más que un ejercicio de imaginación.