En referencia a mi publicación anterior, es curioso que horas después de la hazaña mi refrigerador hubiera sido convertido en un mini-Titanic doméstico, navegando por las profundidades de mi cocina y naufragando al descender el nivel de agua desbordada de los ríos por efecto del huracán Karl.
Humor a parte, espero que quien lea esto ya haya hecho alguna aportación para apoyar a las personas verdaderamente damnificadas con el meteoro. En lo personal, no soy partidario de depositar dinero en cuentas bancarias dedicadas a recolectar donativos para la atención de estos acontecimientos, por lo general un alto porcentaje de esos bien intencionados depósitos va a parar a las arcas de los funcionarios públicos, más si dichos funcionarios se llaman Fidel Herrera Beltrán.
Viviendo cerca, es posible apoyar con la limpieza de casas de conocidos afectados, colaborando en albergues, llevando despensas y ropa a centros de acopio y, de preferencia, apoyar en la entrega de las mismas para vigilar que ningún parásito se embolse cosas sin necesitarlas.
Viviendo lejos, es mejor donar en especie en centros de acopio, o donar dinero pero a cuentas de familiares o amigos afectados.
Aquí hay más imágenes.
26 de septiembre de 2010
17 de septiembre de 2010
Locuras en medio de huracanes
Llegó Karl a Veracruz y tuve oportunidad de refugiarme en casa. Sin energía eléctrica y con varias emociones licuándose en mi interior, una impetuosa necesidad de activarme me llevó a realizar una pequeña imprudencia que terminó bien y me ayudó a liberar muchas frustraciones.
Desde que me mudé a mi casa actual no pude dejar el refrigerador en el lugar apropiado debido a que en el espacio que lo quería había una repisa empotrada, luego dejé pasar un año y dos meses hasta hoy para aprovechar a que el aparato se descompusiera y lo tuviera que vaciar a la espera de que lo vengan a reparar la siguiente semana. Quité la repisa y procedí al cambio que se dificultaba porque la puerta no es suficientemente ancha para dejar pasar al frío electrodoméstico. Estando solo, esto fue lo que tuve que hacer:
0. Tomar todas las precauciones como quitar muebles y objetos que pudieran estorbar, así como amarrarme fuertemente una sábana alrededor del abdomen para evitar una hernia ya que el refri pesa como 100 kilos aproximadamente.
1. Subir el refri a la barra:
2. Bajar el refri del otro lado, lo cual fue lo más difícil porque el lavabo estorbaba y temía quedar prensado:
3. Acomodar el aparato en su nuevo lugar:
Nada mal para un tipo que pesa 65 kilogramos, es profesional de las humanidades (no ingeniero pues) y estuvo solo como la luna durante el huracán Karl.
Confieso que fue bastante "terapéutico" y liberador este ejercicio, aunque sugiero que "no lo intenten en casa sin la supervisión de un adulto" xD
Desde que me mudé a mi casa actual no pude dejar el refrigerador en el lugar apropiado debido a que en el espacio que lo quería había una repisa empotrada, luego dejé pasar un año y dos meses hasta hoy para aprovechar a que el aparato se descompusiera y lo tuviera que vaciar a la espera de que lo vengan a reparar la siguiente semana. Quité la repisa y procedí al cambio que se dificultaba porque la puerta no es suficientemente ancha para dejar pasar al frío electrodoméstico. Estando solo, esto fue lo que tuve que hacer:
0. Tomar todas las precauciones como quitar muebles y objetos que pudieran estorbar, así como amarrarme fuertemente una sábana alrededor del abdomen para evitar una hernia ya que el refri pesa como 100 kilos aproximadamente.
1. Subir el refri a la barra:
![]() |
Nótese mi profesional punto de apoyo, casi nunca plancho, pero ya sirvió para algo xD |
![]() |
Aquí el punto de apoyo tuvo que ser usado de forma distinta |
![]() |
Esto fue lo más sencillo obviamente |
Confieso que fue bastante "terapéutico" y liberador este ejercicio, aunque sugiero que "no lo intenten en casa sin la supervisión de un adulto" xD
Dame un punto de apoyo y moveré el mundo (Arquímedes)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)