No lo pude evitar, en medio de este período de exceso de trabajo (gracias "influlenza"), me hice un espacio de cinco minutos para decir que todos hemos cometido alguna estupidez en nuestras vidas, pero últimamente, me he encontrado con gente que ha hecho de su existencia un monumento a la estupidez... Y qué sin cuidado me tendría eso (es más, qué bien estaría si ellos así lo quieren) de no ser porque su estupidez se está consumiendo mi tiempo, mi energía y mi paciencia.
Si alguna persona lectora se siente aludida, no se preocupe, el nivel de estupidez al que me refiero no permitiría hacer esa conexión.
Ahora sí, ¡a seguirle!