La materia, la energía, una idea, una emoción, una situación, una historia... No se crean ni se destruyen, sólo se transforman.
Eso explica la diversidad y la unicidad, la paz y la guerra, la angustia y la tranquilidad. Eso explica la ruptura y la resiliencia, la sucesión de días y noches que nunca son idénticos.
¿Qué hacemos con los regalos, los robos, los triunfos, las derrotas y los retos? ¿qué hacemos con lo recibido? ¿en qué lo transformamos? La respuesta que cada quien da a estas cuestiones habla de nuestro rol cósmico. Y no escribo en un sentido cabalístico ni con la mínima o máxima intención de ofrecer superchería: ¿No parece fascinante que las leyes científicas con las que nos explicamos el universo físico pueden dar origen a la explicación de todo lo demás y viceversa?
Es interesante traer al presente sabidurías milenarias y encontrar coincidencias con teorías contemporáneas como: "Ojo por ojo, diente por diente" (Ley del Talión) y "A toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud pero en sentido opuesto" (Tercera Ley de Newton)... Es más interesante aún observar cómo estas explicaciones también encuentran su propia evolución: "Dos acciones mutuas, simultaneas y por igual entre dos cuerpos, dan lugar a la interacción" (Principio de Interacción que evita confusiones al momento de interpretar la tercera Ley de Newton) y "Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Principio del Cristianismo que explica lo mismo que la Ley del Talión, pero en un sentido que ayuda a preservar la vida a partir de la mejor interacción entre las personas).
Como los dos ejemplos anteriores hay millones que nos orientan a la confirmación de la idea inicial de esta entrada en A-Volar: "Nada se crea ni se destruye, sólo se transforma", la Ley del Talión no se destruyó con el cristianismo, pero sus interpretaciones fueron transformadas y con ellas el desarrollo de civilizaciones completas. Las personas decidimos en qué transformamos nuestros obstáculos y retos: triunfos o derrotas, fracasos o aprendizajes, odio o amor.
Cuando observo cómo en estas transformaciones dialécticas convergen hasta los estilos, ideas y disciplinas más (aparentemente) opuestos, no me queda más que maravillarme. Muchas personas que aman la literatura y las humanidades, dicen repeler las matemáticas y las ciencias "duras", muchas otras personas se encuentran en el lado opuesto de este espectro; pero quienes deciden transformar los recursos con los que cuentan en algo realmente diferente que enriquece nuestro cosmos, nos hacen ver que todos (todo) somos parte del universo y él resulta de nosotros.
"He intentado, no sé con qué fortuna, la redacción de cuentos directos. No me atrevo a afirmar que son sencillos, no hay en la tierra una sola página, una sola palabra, que lo sea, ya que todas postulan el universo, cuyo más notorio atributo es la complejidad" (Jorge Luis Borges)
Lectura inspiradora: "Los mitos del caos" (Isaac Schifter en "La Ciencia del Caos")
Lectura inspiradora: "Los mitos del caos" (Isaac Schifter en "La Ciencia del Caos")