10 de septiembre de 2013

¿Guardar silencio?

Es de lo más curioso que un montón de gente en México se mantuvo no sólo en silencio, sino en actitud acusadora ante las manifestaciones que otros sectores sociales armaban en contra de las reformas neoliberales que han azotado a nuestro país.

Hoy que los silenciosos y bien portados ven llegar una reforma fiscal que sí les pega a sus intereses particulares como clase media, hoy sí se quejan, hoy sí piden la renuncia de los gobernantes, hoy no aplica eso de "dejen de quejarse y pónganse a trabajar" porque hoy sí ven amenazado su estilo de vida. Eso no es un México unido, mientras sigamos siendo incapaces de ponernos en los zapatos de nuestros conciudadanos, empezando por los más humildes, seguiremos padeciendo las decisiones de una clase política que no nos representa, cuya función es mantener los privilegios estratosféricos de unos cuantos y beneficiarse de ello.

Cuánta vigencia tiene la siguiente reflexión que se ha ido nutriendo año con año, según se incrementan los casos de sectores sociales pisoteados por quienes arrebatan el poder en procesos electorales amañados y luego disfrazan de progreso lo que es traición a la patria:

Cuando redujeron las prestaciones de los trabajadores del ISSSTE y del IMSS, guardé silencio porque yo no trabajaba esos institutos.
Cuando quitaron el trabajo a los electricistas guardé silencio porque yo no era electricista.
Cuando quitaron el trabajo a los empleados de Mexicana de Aviación guardé silencio porque yo no era piloto ni sobrecargo.
Cuando la prensa se burló de los estudiantes que fundaron el Movimiento #YoSoy132 guardé silencio porque yo no era estudiante.
Cuando tantos periodistas fueron amenazados, exiliados o asesinados por falta de protección del Gobierno (o a causa de él) guardé silencio porque yo no era periodista.
Cuando aplicaron la reforma "educativa" guardé silencio porque yo no era maestro.
Cuando aplicaron la reforma energética guardé silencio porque yo no era petrolero.
Cuando me quiten mi trabajo, mi empresa, mi libertad de expresión, mis derechos, ya no habrá nadie que quiera protestar conmigo.

Ya no podemos guardar silencio, ya urge apagar la televisión y acercarnos al vecino que se está manifestando para preguntarle por qué lo hace y ver la cara de la moneda que ocultan los medios de comunicación masiva oficialistas. Ya urge ponernos en acción porque lo que hoy afecta a uno, dos o tres sectores de nuestro México, mañana nos afectará a todos y pasado mañana será demasiado tarde para actuar.