1 de mayo de 2009

¿Epidemia? 1

Diana se sintió defraudada cuando, después de un recorrido de treinta minutos en medio de un tránsito pesado y ruidoso, le informaron a ella y a su mamá que no habría clases ni en ese bachillerato ni en ninguna otro escuela debido a una contingencia sanitaria que se activaba en respuesta a un virus que estaba cobrando víctimas en toda la ciudad. Aquél día, ella tenía planeado darle el sí a "Ro" (Roberto) y probar de una vez por todas la hipótesis, creada entre sus amigas y ella, de que él era un buen besador.

Pues nada, Diana tendría que esperar al día siguiente para probar los labios de Ro y distraerse en su casa con el Internet, porque le daba flojera estar viendo en la tele lo que ya había escuchado en el noticiario de la radio: que cuidado con la epidemia, que se proteja, que si el asunto tendrá tintes políticos, que si una conspiración, que por si las dudas hay que cubrirse las vías respiratorias, lavarse las manos, no saludar de mano, ni de beso... ¡Beso! era la única palabra que le producía una sensación diferente y era de lo único que quería saber.

Pero resultó que en el Internet tampoco se salvó de la letanía a la que tanto huía. Al iniciar su messenger vio varias notificaciones de correos nuevos con la palabra "Influenza" incluida en el asunto. Comenzó a leer algunos mensajes que el mismo Ro había reenviado a todos sus conocidos, en orden de aparición:

- ¡Cuidado con el virus de la influenza!
- Peligro de epidemia por influenza, favor de seguir recomendaciones
- La mentira de la influenza
- Complot internacional: influenza
- ¿Verdad o mentira? saque sus conclusiones acerca de la influenza

Lo que la motivó a seguir leyendo fue que cada vez encontraba más mensajes contradictorios. Algunos de los mensajes incluían enlaces a videos que despertaron el interés de Diana, recordándole debates buenísimos en la clase de la maestra Carmen, donde se hablaba de política, historia, democracia y hasta conspiraciones. El primero de esos videos fue "The shock doctrine":




Diana podría ser una adolescente enamoradiza, pero ese día, su curiosidad y sed de verdad habían sido liberadas como dos leones hambrientos... Se puso a buscar noticias en diferentes medios, así como le había enseñado su maestra Carmen, y descubrió tal cantidad de cifras y sugerencias contradictorias emitidas por parte de diferentes autoridades, que sintió miedo, no ya de la epidemia, sino de lo que hubiera detrás de ella.

Obama había visitado recientemente México y se había reunido con el presidente Calderón, se hablaba de una crisis financiera desde finales del año anterior, las grandes empresas multinacionales dejaban de ser rentables... En México se seguía insistiendo en que se tenían las medidas para soportar ese problema y se seguían poniendo los reflectores en el tema de la inseguridad por el narcotráfico... Ahora todo era diferente, los reflectores apuntaban a un extraño virus que estaba matando gente, pero nadie decía exactamente en cuáles hospitales, ni bajo qué condiciones, ni siquiera podían ponerse de acuerdo en las cifras. Aún así, las fronteras se cerraban, la actividad económica se detenía y ella no podría regresar a la escuela con Ro hasta una semana después.

Si esta epidemia era una conspiración, entonces "el chupacabras", "la mataviejitas" y "los náufragos" no eran más que distractores made in México de baja categoría, esto de la influenza porcina era de orden mundial.