22 de abril de 2009

Últimamente no vuelo en papalote

Quizás se deba al mentado estrés pos-vacacional (aunque... ¿cuáles vacaciones?) o al exceso de trámites burocráticos a los que me he expuesto en las últimas semanas; podrían ser las dieciséis (sí, 16) horas diarias de trabajo que, sin considerar la suma de los segundos que uso para cambiar de un tema a otro, de un cliente a otro, de una institución a otra, de un papel a otro, de una ventana a otra, de un jefe a otro, de un colaborador a otro, de un estudiante a otro, de un maestro a otro, de un camino a otro, de un amor a otro y de todo eso a mí mismo.

El caso es que últimamente no estoy volando en papalote, me estoy quedando en el suelo, moviendo mi existencia cada día más a rastras, con ímpetu, con entrega, pero sin sonrisas. El banco del tiempo cada día parece cobrarme más intereses, cada día parece hacerse más dueño de mí y un hombre gris enrolla mi tiempo en un papelito frágil y se lo fuma en mi cara.

Temo convertirme en uno de esos tantos seres que obsequian sonrisas de cinco pesos ($5) pero cuyo costo de producción se eleva al infinito, porque son mandadas a hacer a medida, según la persona y el objetivo... No ha sucedido aún, sigo siendo yo, pero estoy a la mitad del túnel entre lo predecible y la locura, entre esto y lo otro sin saber cuál es la respuesta, ya no correcta, sino simplemente la que busco.

Mi papalote está ahí, como aferrado con su cola a la frágil rama de un vetusto árbol enraizado hasta el centro de la Tierra... Mi papalote está esperando y desesperándose para emprender el vuelo conmigo... ¿Quién inventó aquello de hacer de la vida un papalote? Quien haya sido, no tenía idea de lo difícil que es realizar esa propuesta.
Actualización
En honor al comentario de Bessie, Radio Pelícano hace su contribución:



Canción: El papalote
Autor e intérprete: Silvio Rodríguez
Cita alusiva: "el día más importante de tu existencia fue el de tu muerte"
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