3 de diciembre de 2008

Dígame usted ¿por qué no comenta?

Si ya se detuvo unos segundos de su valiosa existencia en este humilde espacio de expresión, ¿qué le cuesta decirme si alguno de mis hijos (léase entradas o "posts") le gusta, le disgusta, le hace hervir la sangre o algún otro elemento hervible de su cuerpo, le da dolor de cabeza, le causa cólicos, le trae recuerdos, le despierta una fobia, le da hueva, le jode el día, le roba una sonrisa, le causa una erección, le da cosquillas, le inquieta, le preocupa, le sirve, le cura una vieja herida, le invita a no volverse a acercar a un blog en su vida, le exprime una lágrima, le causa comezón, le marea, le inspira, le asusta, le pone en trance, le desvela, le saca hongos en los pies... ? ¿Qué le cuesta eh?

Ah, ¿que no sabe cómo? ¿que ni siquiera sabía que se podía? Abajito de cada "post" hay un enlace (esos textos a los que se les hace "clic") que dice "comentarios ¿y el tuyo?". Le invito a practicar con esta entrada, baje unos centímetros su vista y ubique la "flechita" encima del texto mencionado, haga clic y escriba algo como "No estés chingando, ¿no tienes algo más interesante que escribir?"