11 de agosto de 2008

Onírico



Sin planes, sin mucho aviso
me dejo de preguntar la verdad
y le dejo al sueño que me envuelva
me arruyo en su oscura romanza
y le permito volverse realidad
le cierro los ojos al mundo
abro la puerta y enciendo las velas
para dejar al sueño que me vea
en la dulce penumbra de occidente
al sonido de inspiraciones ajenas
coincidentes en estas emociones
escondidas como grupos discidentes
volátiles, profundas, enérgicas...

El sueño continúa siendo sueño
y se sigue volviendo realidad
me entrega de regalo dos luceros
que veo a tres centímetros brillar,
fundir mi corazón entre su fuego,
mientras se enciende un cirio más
todo está a punto del incendio
pero no queda más que despertar
y quedar bajo el suspiro del deseo
ante ese onírico éxtasis virtual