12 de enero de 2008

Tantas ganas como miedos


Tengo tantas ganas como miedos de estar con ella... Es mucha la curiosidad que me provoca la posibilidad de su aroma cerquita de mí, de su voz en exclusiva para mis oídos, de sus manos que quizás, por primera vez, toquen las mías por más de 2 segundos, de su cara sonrojada...

Curiosidad por la película que servirá como pretexto para reunirnos y sentarnos juntos en la oscuridad, sentir su cabeza temblando en mi hombro, mirando hacia la pantalla, pero mirándonos en realidad: ella a mis manos, yo, con ojos furtivos, cazando sus pies recién desnudos.

Y están los miedos: el de enamorarse perdida y perdedoramente, el de entregar la confianza como prestar la vida a un desconocido, el de encontrarme indefenso en medio de mi propia existencia, observado y juzgado por quienes no entienden que la vida está llena de caminos que se bifurcan y nos enredan a todos en una maraña, sin sentido quizás, pero con un propósito que en algún tiempo infinito se puede revelar.

Tengo tantas ganas como miedos, pero soy feliz... La balanza sigue en equilibrio.